El visitante ocasional pensaría que por la República Dominicana ser
un país tan pequeño tendríamos una cocina homogénea. Hasta cierto punto
esto es correcto; sin embargo, para la mayoría de los locales es obvio
que hay diferencias entre las regiones del país. Síguenos en una gira
culinaria por la República Dominicana.
La zona Noroeste del país, conocida popularmente como “La Línea”, es
un área de costas impresionantes, hermosas playas de arena dorada y
vegetación de bosque desértico tropical, con colinas cubiertas de
arbustos, cactus y árboles de mesquite (cambrones).
El orégano crece silvestre en esta zona, y la gran población de
cabras o chivos se cree se alimenta de este, agregando sabor a la carne
mientras que el animal todavía respira y camina. El plato más famoso de
esta área es chivo picante, o chivo liniero
el cual es un guiso picante de carne de cabra sazonado con hierbas y
orégano. En las ciudades costeras hay una pequeña pero bastante estable
industria pesquera. Los mariscos, pero especialmente el lambí, son muy populares en esta área.
La región norteña del país comparte muchas tradiciones culinarias con
el valle de Cibao, este compone la parte central de la isla. El valle
es la región agrícola más productiva del país. Con sus tierras fértiles,
montañas majestuosas y clima suave esta región también tiene una
tradición culinaria rica. Platos como el guanimo son
virtualmente desconocidos en otras partes y no es extraño encontrar
platos cuyo nombres solo se utilizan en esta zona del país. Un ejemplo
es el maíz caquiao conocido en el sur como chacá.
Santo Domingo y el sur han sido siempre un imán para los inmigrantes y
ésto ha influenciado su cocina, influencias que luego se extienden al
resto del país. Al final del siglo diecinueve llegó al país una ola de
inmigrantes del Oriente Medio que finalmente se asentaron en su mayoría
en Santo Domingo y San Pedro de Macorís, trayendo con ellos muchos de
sus platos nativos que fueron adoptados por los dominicanos.
Quipes y tipili son los descendientes del kibbeh y del tabouleh libaneses. Niños envueltos y arroz con fideos evolucionaron de los platos egipcios malfouf mahshi y ruz bil shereya respectivamente.
Otro grupo de inmigrantes que se asentó en la zona fueron los cocolos, llegados del Caribe inglés, y quienes dieron a San Pedro el guavaberry, una bebida alcohólica; posiblemente también introdujeron al país el johnny cake, conocido aquí como yaniqueque.
Al Suroeste se evidencia una gran influencia africana en la comida. Platos como el chambre, chacá y chenchén son
originarios de esta zona. El primero es un caldo de legumbres, arroz y
distintos tubérculos. Los dos últimos son platos a base de maíz.
Samaná, hermosa e impresionante, codiciada por muchos imperios, y aún
así se mantuvo aislada la mayor parte de nuestra historia. Con lo que
parecen campos infinitos de cocotales por doquier, no es sorpresa
descubrir que el coco es una parte fundamental de su cocina.
El pescado con coco, y el de moro de guandules
con coco se han convertido en favoritos en toda la geografía nacional
pero definitivamente se disfrutan mejor en la que unánimemente se
considera como una de las más hermosa regiones de nuestra isla. El pan de coco, el cual “descubrimos” explorando la zona, es una delicia que esperamos se popularice en el resto del país.
fuente: https://www.cocinadominicana.com/817/gira-culinaria-republica-dominicana.html
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